Hace 60 años, en Plaza de Mayo, más de 400 argentinos fueron asesinados un 16 de junio de 1955. En pocos minutos, aviones de guerra tripulados y comandados por las fuerzas armadas y por comandos civiles bombardearon la Plaza de Mayo, la Casa de Gobierno, la CGT y el Ministerio de Guerra y dieron inicio a una escalada de violencia que significó la antesala de un Golpe de Estado, que tres meses después, derrocaría al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón, llevaría adelante los fusilamientos de civiles y militares de la “Revolución Libertadora” en José León Suarez, en Lanús, en La Plata, en Campo de Mayo, en la Escuela de Mecánica del Ejército y en la Penitenciaría Nacional de Las Heras, imponiendo su decisión por sobre la voluntad popular durante dieciocho años.
El acto criminal y terrorista del 16 de junio de 1955 no tiene antecedentes en la historia de los golpes de Estado en el mundo. El ataque a ciudades indefensas y el bombardeo sobre poblaciones civiles no solamente está prohibido por las convenciones internacionales sino que ha recibido el repudio mundial. Por esa razón, en tiempos de una democracia fortalecida como la actual es un deber fundamental de nuestras Universidades recordar los hechos sucedidos en nuestra patria para que las generaciones futuras conozcan nuestra historia y en particular sobre aquellos hechos que fueron desencadenantes de tanta violencia y discordia entre compatriotas, con el objetivo de mantener viva la memoria para afianzar los valores democráticos.
Porque lo que fue recuperado en la Argentina en el año 2003, aparte de un proyecto nacional, con eje en el trabajo, con eje la industria, con eje en la soberanía científico tecnológica, es la conciencia de la centralidad de la Memoria para la Verdad y la Justicia, la Democracia y la Soberanía. En este sentido, en el año 2008 la Cámara Federal porteña, declaró como delito de “lesa humanidad” el bombardeo del 16 de junio de 1955 en Plaza de Mayo y en el año 2009, el entonces Presidente Kirchner, impulsó la sanción de la Ley N° 26.564 que indemniza a los familiares de las víctimas del bombardeo.
No obstante, es necesario continuar afianzando el pensamiento crítico y auto reflexivo que permita revisar la historia nacional para contribuir a un diálogo abierto y franco con todas las fuerzas de la sociedad y que aporte a la construcción de nuevos horizontes institucionalizando los ámbitos de discusión y planificación del sistema educativo nacional. Reforzar la orientación de nuestras Universidades en lo que respecta a la problematización y difusión de los hechos históricos, los autores, corrientes de pensamiento y formas de la cultura popular, nacional y Latinoamérica, pilares para una práctica responsable y comprometida de los egresados con el desarrollo del país, el desarrollo de la historia de los procesos nacionales y latinoamericanos emancipadores, fomentando el sentido humanista y social comunitario de la formación estudiantil para continuar el proceso de desarrollo sustentable con inclusión social de nuestra Nación. No hay Comunidad Nacional sin Memoria, sin Historia y sin Justicia. No hay Comunidad Nacional sin Industrialización, sin Justicia Social y sin Soberanía Política.
Consejo Interuniversitario Nacional
La Plata, 16 de junio de 2015
